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No hay nada mas aburridor que ir a los museos a ver paisajistos color pastel y personajes de una aristocracia ajena, que plan mas aburridor.

Por eso la serie de Las Pinturas Negras son para mi tan influyentes. El conjunto de pinturas fué realizado en los muros de La quinta del Sordo y luego trasladada a El Prado, de allí que muchas de las obras se encuentran incompletas, (entre ellas El Aquelarre).

Lo que más me gusta de la serie es lo vanguardista que fué Goya. Hasta donde sé es el único autor que se dedicó a darle vida a la realidad europea de la época. (Rembrandt tenía sus embates pero no fué tan constante)

Con todo y sus títulos de pintor cortesano, paralelamente a los impecables retratos de infantas con armiños y duques con lujosas capas, hace un estudio sociológico del submundo madrileño que ha llegado intacto hasta nuestros días.

Tullidos, putas, leprosos, brujas, ladrones y canchosos pasaron del callejón a la paleta, de la paleta al lienzo y del lienzo a la memoria colectiva, recuerdo que reivindica que nos tocó la escoria que estaba al otro lado del Manzanares, porque los aristócratas se quedaron haciéndose retratos pendejos y burlandose con la sorna que dá el óleo cuarteado, de los sudacas que 500 años después los van a visitar.


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El cuadro es perfecto para el mes. Aclaro que no tengo nada contra el cliché de la calabaza, pero me parece que la escencia de los maleficios que se solían conjurar por esta época se ha perdido, el 31 ya no es el día de las brujas.
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This entry was posted on viernes, octubre 14, 2005 at 5:49 p.m.. You can skip to the end and leave a response.