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La imágen que encabeza la entrada se repetía sin cesar cada vez que en los diarios nacionales (y algunos extranjeros) revisaba algún articulo relacionado con las secuelas generadas por las caricatuas del diario Danés.

Muchos de los artículos que leí partían de la reivindicación de la libertad de expresión como eje fundamental de una sociedad global y multicultural, de la tolerancia como insumo para alcanzar la "Paz Mundial" y terminaban en lo absurdo e incoherente que resulta la radicalización de individuos en torno a temas como la religión ( o la política para efectos nacionales).

La imágen se colaba inconscientemente entre líneas, porque en los análisis tanto de Faciolince como de otros que revisé en El Tiempo sonaban repetitivos, y sobre todo ajenos a la realidad que nos toca enfrentar en la calle todos los días.

Me hubiera gustado encontrar algúna crónica que relacionara como la violencia en Colombia ha permeado esferas similares, algo que de una u otra manera hiciera visible la enorme viga en el ojo propio que tiene la sociedad colombiana. Si alguien conoce algún artículo que analice "colombianamente" el malestar generado por las caricaturas, cada uno de los 498.765 miembros del equipo editorial de este pasquín estarán eternamente agradecidos



Volviendo al tema del humor y las posiciones radicales, creo que lo único que tengo que agregar es un par de reflexiones de Hernán Casciari, publicadas en Orsai hace un tiempo, en una entrada llamada El humor es un perro mutante:

¿En qué se parece Racing a Pinochet? "En que los dos llevan gente a los estadios para torturarla". Esto, técnicamente, es un chiste. Pero hay veces en que el humor resulta refrescante y gracioso para un grupo, pero ofensivo y doloroso para otro. En este caso, sólo hay una cordillera que los separa. Y es entonces cuando se puede complicar mucho el estofado.

Para que exista humor, han de haber elementos comunes entre el narrador y el espectador. Debemos saber que los hinchas de Racing sufrimos cuando vamos a la cancha, y que en la dictadura chilena se usaban los campos de fútbol para practicar torturas. Sin esos códigos, no hay chiste.

Pero cuando uno de esos códigos es insoportable para una comunidad (por ejemplo, si contamos este chascarrillo frente a los hijo de desaparecidos chilenos) no les hará la menor gracia. El humor y la ofensa son parientes cercanos cuando no conocemos el rostro o la identidad de los receptores....
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.....Pero entonces llegó Internet, y los límites se borronearon a una velocidad trepidante. La red es un híbrido entre un medio de comunicación y la mismísima calle. Un animal que a veces se muestra amaestrado como un perro faldero y otras veces aúlla como un lobo en el bosque. Y muchas veces (esto es lo que en realidad desconcierta a muchos) es el perro faldero el que aúlla y el lobo quien mueve amistosamente la cola.

Cuando un noticiero de la tele no puede o no quiere mostrar determinada imagen, la buscamos en el Kazaa y la encontramos. Cuando queremos leer chistes sobre el terremoto que mató a dos mil personas ayer, no ponemos la radio: vamos a Google.

Igualmente recomiendo la última entrada de ese mismo weblog

This entry was posted on sábado, febrero 18, 2006 at 9:46 a.m.. You can skip to the end and leave a response.